Esta semana, los alumnos de 5º de Primaria han llenado su biblioteca de aula de cuentos clásicos. Los hemos leído y hemos trabajado con ellos. Una de las actividades consistía en comparar distintas versiones del mismo cuento.
Además de lectores, los niños y niñas de 5º se han convertido en escritores para escribir los cuentos desde el punto de vista de otro personaje. Aquí mostramos algunos ejemplos.
Hansel y Gretel desde el
punto de vista de la bruja
Un
día yo estaba en mi casa de caramelo preparando una poción cuando dos niños me
molestaron. Entraron en mi casa y por molestarme a la niña le mandé que me
limpiara la casa y al niño lo encerré en una trampilla para que aprendieran la
lección.
Otro
día estaba preparando otra poción y me echaron unos ingredientes tóxicos y así
lograron escapar.
Aunque
ellos pensaron que al explotar la casa yo estaba dentro, yo había salido por la
ventana a unos minutos de que estallase.
Desde
aquel día yo empecé a portarme bien con los niños y no volví a construir
ninguna casa más de caramelo.
El
lobo y los siete cabritillos desde el punto de vista del lobo
Andaba yo un día por el bosque con mucha hambre cuando de repente
olí un olor a cabritillo que te mueres... Aprovechando que “doña Mamá” salía de
casa, me metí en casa, bueno, lo intenté, engañando a los cabritillos. Metí la
pata en un saco de harina y me hice pasa por Mamá; así podría comerme a los
siete cabritillos. Menudo banquete que me di… Logré comerme seis cabritillos.
El número siete se escondió y no pude encontrarlo.
Cuando llego Mamá, supongo que empezó a llamar a los cabritillos
que no aparecieron. El único que no me comí fijo que le contó a “doña Mamá” lo
sucedido.
Mientras dormía en la orilla del río, me abrieron la barriga y me
sacaron a los seis cabritillos y me los sustituyeron por piedras.
Ya no me comeré a nadie nunca más.
Blancanieves,
desde el punto de vista de la Reina
Yo
era una bella reina que me casé con un rey viudo y cuidé de su hija
Blancanieves. Me gustaba preguntarle a mi espejito quién era la más guapa del
reino. Siempre me decía que era yo, pero cuando Blancanieves creció, la cosa cambió. Mi espejito me dijo
que ella era la más guapa.
Me
puse triste porque a mí me gustaba ser la más guapa.
Entonces
hice unas ricas manzanas y me disfracé de una anciana. Cuando llegué a una
preciosa casita, unos animales me mordieron y Blancanieves me ayudó pero yo no
me acordaba de que había hechizado una manzana y se la di como agradecimiento.
Cuando vi que se desmayaba me fui corriendo, unos enanitos me pillaron y… ¡me
tiraron por un precipicio! Fue una muerte injusta. Aunque, bueno, reconozco que
lo que hice estuvo mal…
La Cenicienta desde el punto de
vista de la madrastra
El día
que me casé con mi marido tuve que mudarme de mi linda casita a otra (bueno, la
casa de mi marido, que era lujosa, grande etc…). Bueno, como decía, me tuve que
mudar a otra casa con mis dos lindas, bonitas y amables hijas. Cuando llegué a
la otra casa me di cuenta de que había un problema: mi marido tenía una fea,
horrorosa, espantosa y mal encarada hija, llamada Cenicienta. Al poco tiempo de
casarme, mi marido se murió y desde
entonces mandé a mi hijastra hacer las tareas de la casa mientras mis hijas y
yo nos relajábamos.
Un buen día me llegó de
palacio una invitación para un baile, ¡el príncipe iba a elegir novia! Era la
oportunidad perfecta para que una de mis hijas se casara, así que le encargué a
Cenicienta que hiciera tres bonitos y perfectos vestidos, pues quería ir bien
vestida al baile. El día del baile me fui en carroza al baile pero sucedió algo
muy raro: una chica muy guapa y el príncipe dejaron a mis pobres hijitas
tiradas. Después, a las doce en punto de la noche la chica se marchó corriendo,
el príncipe salió detrás de ella también corriendo y se dio cuenta de que se le
había caído un zapato por la escalera (yo no me lo creí ) hasta el día que me
enteré que el rey fue por todo el reino probando aquel zapato. Cuando llegó a
mi casa, a mis hijas no les valía aquel zapato y me dio mucha rabia. De repente
apareció Cenicienta, el príncipe la llamó y se puso el zapato y le encajó
perfectamente. En ese momento, apareció ese vestido y los dos fueron a casarse…
Desde ese día, ando buscando un apuesto
chico para mis hijas.